La bruja es sin duda alguna uno de los personajes más significativos a través de la historia, porque ha tenido la dicha, por así decirlo, de pasar por metamorfosis a través de los siglos. Ella ha pasado de buena, a mala, de bella a fea, de ángel a demonio, de dulce a siniestra, inclusive es considerada desde un fetiche hasta un “sexy symbol”. Sus principales amigas son la noche y la luna; su identidad se reduce a un inofensivo objeto, que ha servido a cualquier fémina en los quehaceres domésticos, nos referimos sencillamente a “la escoba”.
Cabe preguntar: ¿Por qué la escoba es tan importante para una bruja? o por qué no hay bruja volando que no lleve una escoba entre sus piernas? Bueno… para responder a estas interrogantes y buscando un poco de aquí y de allá vamos a sumergirnos en ese fascinante mundo de las brujas y sus escobas y verá que hay cosas asombrosas al respecto.
Las brujas y sus escobas tienen sus bases en el Siglo XIV, cuando este “fenómeno” comenzó a ser estudiado por quienes querían saber de qué se trataba, todo a raíz del caso de una mujer acusada de hechicería y magia. Así se decía en la antigüedad, que las brujas hacían sus escobas de la madera de ciertos árboles, obteniendo así la fuerza y la magia de la Naturaleza. Es por ello que las escobas a través de los siglos, no solo han servido para barrer sino también para realizar hechizos y de una u otra forma, sustituta de la varita mágica.
La edad de las presuntas brujas también ha tenido sus variaciones. El estereotipo presenta a una bruja, fea, arrugada, sucia, de nariz grande y una peculiar verruga en su rostro. Las brujas solían ser mujeres ancianas, casi todas asociadas a los cuentos de hadas, donde ésta residía en una casucha en un bosque encantado, rodeada de espejos y pócimas. En sí, esta es la imagen de las brujas heredadas de la antigüedad.
En la actualidad, el estereotipo con respecto a ellas ha variado, ya que se las presenta en contraposición a la anterior, es decir, a una bruja joven, seductora, sensual y erótica… pero manteniendo la figura de la escoba entre sus piernas. Curiosamente la forma de este objeto no ha cambiado con el paso de los siglos.
Todo esto indica que, así como las brujas no han pasado de moda en cuanto a rituales y hechizos se trata, el símbolo que las identifica, tampoco; siendo nada más y nada menos que a la famosa “escoba” como protagonista. Éstas, más allá de ser un artículo de limpieza, tienen grandes poderes y son considerados amuletos para la buena suerte, o para lograr un fin determinado. Por ejemplo, si quieres alejar a alguien que llega a su casa, o a alguna de esas visitas tan inoportunas, solo tiene que colocar una escoba detrás de la puerta y ¡listo!, la persona en cuestión sale "volando" de su casa...
Desde hace siglos, mucho se ha dicho y especulado sobre el ritual de las brujas de montarse sobre las escobas. Se afirma que lo hacían para invocar a los dioses, para alejar o barrer las fuerzas negativas, para la tierra fértil, igualmente para propiciar la maternidad, porque si una mujer deseaba salir embarazada, debía colocar una escoba debajo de su cama, como parte del ritual. Así mismo, las parteras pasaban la escoba por el umbral de la puerta para proteger de malas energías a la madre y al recién nacido.
Puede decirse que simbólicamente, la escoba “brujeril” presenta ciertos parecidos a los cuernos diabólicos con forma de horcón o de rabo; así mismo se asocia al miembro viril, ya que siempre mete la escoba entre sus piernas y sale desnuda por la noche.
Lo anterior expuesto tiene mucho que ver con las opiniones de los más osados al respecto sobre tema de las brujas y sus escobas, donde afirman que las brujas se sentaban en ellas a fin de producir placer u orgasmos. Esta creencia viene de cuando muchas brujas de antaño utilizaban un palo de escoba para satisfacer sus urgencias sexuales y lo untaban con sustancias alucinógenas y de ahí la creencia que volaban, pero en realidad ¡era de placer!...
Escudriñando un poco, aquí y allá, para documentar más sobre el tema; en Yahoo se encontró algo al respecto y se trata del ungüento que las brujas ponían a su escoba: “A raíz de una investigación por sospecha de brujería llevada a cabo en 1234, uno de los libros dominicos inquisitoriales recoge el siguiente fragmento: “Al revisar el desván de la dama se encontró un tarro de ungüento. La dama confesó que con él se frotaba las axilas, el sexo y un bastón y que entonces, a horcajadas sobre el mismo, podía deambular y galopar a través de todos los obstáculos dónde y cómo ella quisiera”. ¿Qué contenía el tarro? Posiblemente, la pócima mágica para volar mediante la alucinación: belladona -que se compone de atropina- y beleño junto con mandrágora. El mismo texto, aludiendo a las brujas, añade-. “Se sirven de esta pomada, que la untan en la ingle y demás partes…”
En fin, como símbolo erótico, de masturbación o simplemente sexual y con brujas o sin ellas, la escoba ha jugado un papel importante dentro del campo de la hechicería y la magia, porque, aún en nuestros días, es utilizada por ejemplo, en miniatura decoradas con cintas y lazos, como un amuleto que se cuelga en la parte superior de la puerta de entrada al hogar, con el fin de que ésta barra lo negativo, abriendo caminos, trayendo la armonía y felicidad, es decir, que la escoba vendría siendo un amuleto de protección doméstica. También se ha dicho, que la escoba es símbolo de humildad, sobre todo en las órdenes religiosas, ya que el cargo más humilde de un monasterio lo lleva el que debe barrer.
Ahora, a usted que nos lee, preguntamos: ¿cree que las escobas tienen mágicos poderes? ¿O acaso ha tenido el gran placer de tener una escoba entre sus piernas?
Sabemos que lo está pensando, pero por si acaso, la conjetura que podríamos sacar de todo esto es: ¡De que vuelan, vuelan!